María Francisca de Braganza y Sr. Juan Pedro De Jong. @AssociaçãodosAutarcasMonárquicos
Desde 1910, la monarquía en Portugal podría considerarse extinta. Manuel II fue el último rey y perdió el trono a causa de la instauración de una república. Pese a ello, el primogénito de su primo (lejano, pero igualmente, directo) continúa siendo considerado "pretendiente" a la corona y, de forma honorifica, 'royal'. Así, los descendientes del máximo representante de la Casa de Braganza -Duarte Pio João Miguel Gabriel Rafael- también son considerados "majestades". De esa manera, su única hija acaba de convertirse en duquesa. Aunque el día a día de María Francisca, de 21 años, está lejos de asemejarse a las labores de las duquesas de Sussex o Cambridge. Al contrario, para la también nueva dama de la Orden de Santa Isabel la clave está en ser una noble abierta, pero más que nada... discreta.
Este cuatro de julio, importantes portales promonarquía (como 'Royal Central') informaron que María Francisca de Braganza -que se encuentra en la tercera posición en la línea de sucesión al trono de Portugal- fue proclamada duquesa de Coimbra, antigua capital del país vecino, por su mismo padre. De acuerdo con la página de Facebook de la propia familia real, la ceremonia se realizó en la iglesia Reina Santa de la misma ciudad y contó con la presencia de amigos y familiares. Después del evento, la fotografía de Francisca apareció en numerosas páginas sociales. No obstante, la estudiante de comunicación de la Universidad Católica de Lisboa no parece interesada en los lujos, los flashes o la excesiva atención de los paparazzi.
De hecho, para Francisca, que acaba de terminar su época de Erasmus en Roma, escaparse entre las calles lisboetas, donde comparte piso con sus hermanos Alfonso y Dionisio, parece ser una entretenimiento mayor que lucir tiaras. "Por supuesto, llevar el nombre de mis antepasados me da responsabilidades, pero no suelo hablar de ello", comentó en octubre del año pasado. Asimismo, debido a su simpleza -y a sus actividades benéficas y voluntariados en Guinea- Francisca se ha ganado el apodo de "princesa discreta". Una cualidad que suelen recalcar los portales de farándula portugueses, como Flash. Aunque, en noviembre de 2017, la joven rompió con su habitual mesura y asistió a una de las galas más importantes para la aristocracia mundial, el Baile de Debutantes.
Según la misma princesa, la idea inicial de participar en el famoso evento, más conocido como Le Bal, fue acompañar a sus primas Charlotte de Luxemburgo, Natasha d'Arenberg y Maria Pia de Yong. A pesar de eso, sus padres coincidieron en que la presencia de Francisca en una convención de ese calibre -con participantes tan célebres como Ava Phillippe, la hija de Reese Witherspoon- era una buena estrategia para mantener relaciones diplomáticas internacionales. "Nuestra hija tendrá emocionantes reuniones con jóvenes de todo el mundo y podrá hablar bien de Portugal", explicó su madre Isabel de Braganza en la antesala a la fiesta, que tomó lugar en el Hotel Peninsula de París.
Tras su invitación al baile, la 'royal' protagonizó la portada de la publicación portuguesaEles & Elas, mientras que la revista francesa Point de Vue la posicionó como una de las solteras más codiciadas de la realeza europea. Aunque Francisca -que tampoco parece ser adepta a redes como Instagram- nunca está sola, sino con otro atractivo joven de su misma posición social. Se trata del estudiante de negocios Joannes Pedro de Jong, el hijo de la princesa brasileña María Teresa de Orléans y Bragança, quien la acompañó en su velada parisina y su última jornada en Coimbra. Sin embargo, aun no existe claridad sobre la naturaleza de su relación... y es probable que tampoco se sepa. Y es que el hermetismo de Francisca (todavía) puede más que las narices intrusas y quienes quieren entrometerse en su vida "retirada".
Fonte: El Mundo
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